¿Las noticias falsas son de ahora o siempre existieron? ¿Cuáles son sus antecedentes previos a la era de la “compartibilidad”?
Los rumores siempre existieron, pero la gran diferencia con lo que sucede en estos momentos, tiene que ver con la amplificación que permiten las redes sociales virtuales.
El rumor no queda en el barrio, el trabajo o el centro de enseñanza. No sólo nos cruzamos con gente en el ascensor, el almacén y los vecinos. Tenemos a toda nuestra red de contactos a un clic de distancia, pudiendo llevar nuestro mensaje a cualquier persona en el mundo (pensemos en la teoría de los seis grados de separación). La capacidad de difusión es enorme, y las redes son sitios de contenidos generados por los propios usuarios, por lo que todo está armado para que sea muy simple y tentadora la reproducción de los contenidos.
¿Cómo se fabrica un rumor en las redes sociales?
Las claves en el éxito de la difusión tienen que ver con el emisor confiable (el vínculo familiar, el nombre de un colegio, el lugar de trabajo), alguien o algo que agrega confianza (médico, centro de salud, la aduana, la televisión), y un daño contingente cercano (drogas de diseño, gratis, hijos). Todo esto se refuerza pues cada persona lo recibe de un amigo, alguien de su confianza que hace propias las palabras que recibió y las transmite tal como le llegan. Cada persona no recibe un mensaje genérico, lo siente personalizado, y recién nacido.
En mensajes falsos o errados que han circulado en redes sociales virtuales, hay algunos elementos característicos que se repiten: mezcla de verdad y mentira, contextos que no corresponden, un emisor confiable, alguien o algo que agrega confianza, un posible daño cercano.
¿Cómo hacemos para detectar y neutralizar una fake news?
Para detectar este tipo de rumores y fakenews la clave está en desconfiar como primer paso tras recibir un mensaje que presenta alguna de esas características que señalaba.
Hay que preguntarse si el emisor es confiable, hace cuánto que está publicado, qué medios (de mi confianza) se han hecho eco del tema, y qué fuentes cita la publicación. Pero también verificar si hay enlaces a las instituciones que se mencionan, y si figura la noticia en sus portales oficiales. Podemos buscar en internet mensajes similares, ver fechas y lugares en que fueron publicados y especialmente si se ha modificado o agregado información.
Las organizaciones que quieran evitar verse involucradas en este tipo de situaciones que pueden afectar su marca, deben procurar estar presentes en redes, y participar activamente de los intercambios. La comunicación en medios digitales junto a la gestión de comunidades virtuales y de la reputación online, son elementos fundamentales para atender rápidamente incidentes y reaccionar a tiempo.
Hay fake news que circulan en redes sociales, como por ejemplo, que Whatsapp va a cobrar, etc…pero hay fake news que vienen de emisores “confiables” como los medios. ¿Cuáles son los objetivos en ambos casos?
No siempre hay un objetivo, ya que en cuanto al origen de este tipo de rumores podemos identificar situaciones tan diferentes como: bromas (páginas de noticias falsas); malos entendidos (deformación del mensaje); dinero (generar tráfico a una página de publicidad); daño (perjudicar la reputación de una persona o marca); ideología (crear estados de opinión para favorecer ciertas ideas), además de otras comunicaciones que pueden estar asociadas a virus informáticos, maleware, phishing, etc.
¿Editar o sacar de contexto una frase o una declaración, es un tipo de fake news?
Por supuesto. Toda alteración de los hechos puede generar desinformación. No se trata sólo de noticias falsas, sino también de deformación de la realidad, que da lugar tanto a formarse una opinión errónea, cómo reforzar ideas o preconceptos de ciertos grupos de afinidad.
¿Qué recomendarías a los lectores o usuarios de redes para no “comerse” el sapo de las noticias falsas en la era del clickbait?
En procura de esclarecer cómo es que estos rumores se viralizan en la Web 2.0, Paul Graham publicó recientemente algo que se podría traducir más o menos así: "una de las razones por las que la mentira se extiende más rápido que la verdad es que la gente las necesita más. Es fácil encontrar la confirmación de las creencias correctas, pero la confirmación de las equivocadas es poco frecuente. Entonces, las personas con creencias erróneas tienden a estar famélicas porque les sean confirmadas y ansiosamente consumen cualquier cosa que así se los prometa".
Esto no es más que lo que se conoce como el sesgo de confirmación (confirmation bias): tendencia a favorecer, buscar, interpretar, y recordar, la información que confirma nuestras propias hipótesis. Así que, además de desconfiar, debemos abrirnos a círculos de opinión diversos, para enriquecer nuestras fuentes de información y poder contrarrestar las distintas versiones de los hechos y opiniones que recibimos.
[Nota original en dnegocios.uy. También se referenció la conferencia en El Observador y en Evaluando Software]
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario