Gabriel Budiño

lunes, 24 de junio de 2024

Reflexiones sobre el futuro del trabajo

Los colegas Carlos Petrella y Carlos Tessore, me invitaron a aportar algunas reflexiones para su trabajo de investigación sobre grandes transformaciones antrópicas, y en particular sobre lo que puede acontecer en el mundo del trabajo con la irrupción de la Inteligencia artificial.

Aquí mis primeros apuntes sobre estos temas.

No sólo la inteligencia artificial, sino también los procesos de robotización que automatizan procesos, afectan a ciertas tareas, que son desplazadas por completo (principalmente tareas manuales no cognitivas ya que las habilidades requeridas son obsoletas y la forma de llevarlas adelante ha cambiado de manera irreversible), otras que se verán interrumpidas (tareas cognitivas rutinarias que están asociadas a ciertas habilidades básicas que están estandarizadas, más allá de que las tareas no han variado en la forma en que se realiza), y otras serán deconstruidas (pues han visto modificada la forma en que se realiza la tarea).

Pero esto, que Latham & Humberd (2018) analizaron a nivel de las profesiones, creo que debe ser analizado a nivel de tareas, provocando la necesidad de analizar la distribución del tiempo entre las distintas tareas, y la necesidad de formación para fortalecer ciertas capacidades, de manera de poder enfocarse en tareas duraderas.

Si bien la tecnología siempre desplazó a los humanos de tareas, el tema hoy es la velocidad de esos procesos de cambio, y los requerimientos en cuanto a habilidades que se requieren para realizar las tareas que aún no serán automatizadas. Los procesos de sustitución son tan rápidos, que no permitirán a todas las personas a desarrollar las competencias necesarias para realizar otro tipo de tareas. Las tareas cognitivas no repetitivas de análisis pueden ser más duraderas, ya que las habilidades requeridas se mantienen y sigue siendo difícil y costoso automatizarlas, pero requieren a las personas desarrollar competencias que hasta ahora no se han incluido en la formación básica de la mayoría de las personas.

En consecuencia, como sociedad, es necesario construir sistemas de contención en dos sentidos:

(i) personas que por su edad, formación y trabajo actual, no tendrán tiempo suficiente para adaptarse.

(ii) personas que deben recorrer procesos de formación y desarrollo de nuevas habilidades. 

Respecto a qué se puede esperar en relación al futuro del trabajo en los próximos cinco años, destaco cuatro aspectos que me parecen fundamentales para el análisis.

a) Reducción de la jornada laboral en muchos puestos de trabajo: El tipo de tareas que se clasifican como duraderas, requieren de una menor necesidad de tiempo, y son más valoradas por resultados que por cumplimiento de horarios. Esta tendencia podría llevar a una reducción de la jornada laboral en muchos sectores, ofreciendo una mejor calidad de vida y un mayor equilibrio entre trabajo y vida personal. También a mayor flexibilidad y más posibilidades de trabajo remoto.

b) Mayor tiempo dedicado a tareas de análisis de la información: Con el crecimiento exponencial de los datos, la capacidad de analizarlos y extraer información valiosa será crucial. Las personas pasarán más tiempo interpretando datos, tomando decisiones basadas en análisis complejos y utilizando herramientas avanzadas de análisis de datos. Este cambio no solo afectará a los roles tradicionales de analistas, sino que también influirá en la toma de decisiones en todos los niveles de la organización.

c) Necesidad de innovación y aplicación de innovaciones a contextos específicos: La rápida evolución tecnológica exigirá una adaptación continua y la capacidad de aplicar innovaciones a situaciones concretas. Esto no solo implica el desarrollo de nuevas tecnologías, sino también la habilidad de integrarlas en procesos existentes de manera efectiva. La competitividad empresarial depende en gran medida de la capacidad para innovar y adaptar rápidamente.

d) Aplicación de habilidades blandas: Las habilidades blandas, como la comunicación efectiva, la empatía, el liderazgo y la colaboración, serán cada vez más valoradas. En un entorno de trabajo cada vez más automatizado, estas habilidades humanas serán cruciales para gestionar equipos, resolver conflictos y fomentar una cultura empresarial positiva. La capacidad de trabajar en equipo y comunicarse claramente se volverá indispensable, ya que las interacciones humanas seguirán siendo esenciales para el éxito organizacional.

Sería deseable que a estas tendencias se sume un enfoque en el bienestar y la salud mental, y mayor foco en la sostenibilidad y responsabilidad social. 

En mi opinión, a nivel micro, la clave es el análisis de las tareas realizadas por cada puesto de trabajo, la clasificación de éstas, y la definición de estrategia para cada una de las categorías, reduciendo el tiempo dedicado a las que son fácilmente automatizables, repensando las que deben deconstruirse, y formándose para las tareas duraderas.

A nivel macro, es esencial promover las nuevas habilidades requeridas en los procesos de formación y construir una visión solidaria, responsable y protectora que permita disminuir los duros impactos que este proceso tendrá para muchas personas. Los sistemas educativos deben ser reformados para incluir competencias digitales avanzadas, pensamiento crítico, resolución de problemas y creatividad desde una edad temprana. Además, se necesita implementar programas de capacitación continua para adultos, especialmente para aquellos cuyas ocupaciones son vulnerables a la automatización. Asimismo, es fundamental fomentar las habilidades blandas, como la comunicación, el trabajo en equipo, la empatía y el liderazgo, a través de programas de desarrollo personal y profesional integrados en la educación y la formación corporativa.

Construir una visión solidaria, responsable y protectora implica fortalecer los sistemas de protección social para apoyar a aquellos que se vean desplazados por los cambios tecnológicos. Esto incluye la implementación de seguros de desempleo, asistencia financiera, programas de reintegración laboral y renta básica universal. Además, se deben garantizar políticas de inclusión y equidad que aseguren que todos los segmentos de la población tengan acceso a las nuevas oportunidades educativas y de empleo, prestando especial atención a grupos vulnerables como mujeres, personas con discapacidades y minorías étnicas y raciales. Las empresas también tienen un papel crucial en este proceso, invirtiendo en la formación de sus empleados, proporcionando entornos de trabajo seguros y saludables, y participando activamente en la comunidad a través de la responsabilidad social corporativa.

Para mitigar los impactos negativos, las políticas laborales deben adaptarse para reflejar las nuevas realidades del trabajo, incluyendo la creación de marcos legales que protejan a los trabajadores en empleos no tradicionales, como los freelancers y los trabajadores de plataformas digitales. Es vital fomentar programas de apoyo psicológico, redes de apoyo comunitario y el desarrollo de habilidades de adaptabilidad. Además, mantener una comunicación clara y transparente sobre los cambios esperados y las oportunidades disponibles ayudará a reducir la incertidumbre y la ansiedad asociadas con estos procesos. 


[Estos apuntes son parte de los trabajos que estoy realizando para mi tesis de doctorado, sobre los impactos de la automatización de procesos y la inteligencia artificial en la profesión contable]
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