[Este artículo puede escucharse en formato
podcast en spotify]
Cuando pensamos en guerra y tecnología, quizás lo primero que nos viene a la mente, son los avances tecnológicos para llevar adelante los conflictos bélicos.
Incluso con una mirada naif de Hollywood y los video juegos donde todo es exacto y aséptico, con drones, cámaras, armas a distancia, blindajes, geolocalización y realidad aumentada.
Lejos de los muertos, las familias destrozada y el olor a podrido de una ciudad destruida.
Pero hay otras posibles perspectivas al analizar las TIC y la guerra, y de eso se trata esta columna en el blog.
Son muchos los ucranianos que han fundado empresas globales, como Jan Koum o Max Levchin (cofundadores de whatsapp y PayPal respectivamente) y empresas como Odessa que han creado herramientas de relevancia mundial como Looksery para Snapchat, GitLab de Dmitry Zaporozhetz (referente para el desarrollo de software) o Anna Karenina que introdujo los NFT del metaverso a la moda con Proof of Love.
No son casos aislados, Ucrania tiene un sector de TI con mas de 25 años de experiencia y buena reputación en el mercado internacional, lo que le ha permitido crecer a tasas cercanas al 20% anual y colaborar con clientes de todo el mundo (más de cien empresas de la lista Fortune 500 recurren a los servicios de empresas de TI ucranianas).
Tienen un altísimo nivel profesional, y al menos tres empresas “unicornio” (valuadas en mil millones de dólares). En enero de 2020, Google abrió en Ucrania, su tercer centro de desarrollo de I+D de Europa.
Empresas tan reconocidas como Samsung, Amazon, Oracle, NEC y Boeing también tienen sus centros de I+D en Kiev.
Por lo que no es un país para nada irrelevante en términos de desarrollo de software y en muchos aspectos tiene similitudes con el sector de TI en Uruguay, ofreciendo profesionales calificados al mundo, brindando servicios para empresas globales y siendo un motor del desarrollo de software para otras empresas, lo cual también explica en cierta medida, la reacción de apoyo a Ucrania desde las grandes corporaciones.
El magnate de tecnología Elon Musk asumió un rol protagónico tras prometer acceso satelital a internet a través de su red Starlink, lo cual no es un tema menor, ya que (a pesar de lo que muchos creen) la red de redes es sustancialmente cableada y en consecuencia vulnerable.
También se materializó por estos días otra forma de guerra que involucra a las grandes corporaciones cuando Google resolvió bajar de YouTube los canales oficiales rusos como RT y Sputnik por considerarlos manipuladores de la información.
Es relevante reflexionar sobre el poder de los grandes jugadores del sector de las nuevas tecnologías en términos de poder de decisión sobre el acceso a la información, algo muy cuestionado por su falta de transparencia y las nada sencillas formas de apelación.
Por otro lado, empresas como Airbnb han brindado herramientas importantes para apoyar a la población ucraniana:
a. Facilitando el alojamiento a refugiados, haciéndose cargo de los seguros y eliminando comisiones.
b. Recibiendo donaciones y reservas de personas en Ucrania que no harán uso de los servicios.
La guerra hoy no es sólo un enfrentamiento de misiles, tanques y ametralladoras. El conflicto se lleva a otras dimensiones, y una de ellas es la desinformación:
a. Mentiras en discursos
b. Imágenes tomadas de videojuegos y películas y difundidas como reales
c. Uso de Deepfake
Son herramientas que se utilizan tanto para desacreditar como para levantar el ánimo popular.
También se han hecho ataques al sistema financiero de manera electrónica (Wiper), y a sitios webs del gobierno. Rusia viene trabajando hace mucho en estas herramientas de la ciberguerra.
Pero también estamos viviendo la guerra a través de la tecnología, internet y las redes.
Vimos en tiempo real como el espacio aéreo de la zona del conflicto quedó vacío de aviones, y es la primer guerra transmitida en vivo por Tiktok, por lo que es de esperar que el control de la web se intensifique.
Rusia está siendo muy cuestionada y por distintas vías se van a generar bloqueos a sus operaciones, lo cual también tiene una dimensión tecnológica.
Los rumores de violación de datos personales, hizo que Telegram (que tiene origen ruso) se desmarcara una vez más de las intervenciones del Kremlin.
A su vez, para no depender de las corporaciones de software, Rusia ha debido promover el uso del dominio propio del país (con extensión ru) usando su propio DNS y así evitar el bloqueo desde fuera de Rusia.
También están promoviendo que se eliminen sanciones al uso de software privativo de manera ilegal. Incluso la embajada rusa en Uruguay ha recomendado a periodistas mecanismos para acceder a RT. Aunque Rusia ya tiene una fuerte tradición de uso de software libre.
Las criptomonedas surgen como una alternativa a los posibles bloqueos a Rusia desde el sistema Swift (que es mas amenaza que realidad, ya que muchos sellos como visa y mastercard tienen dinero en bancos rusos).
La idea de criptoactivos que no están sujetos al control estatal y la posibilidad de transacciones anónimas brindan a Rusia una ventana para evitar las sanciones internacionales en su sistema financiero.
En resumen, el estudio de este conflicto nos debería permitir ver con claridad:
- Las implicancias de la guerra en economías globalizadas
- La importancia de las corporaciones cuando sus intereses se ven afectados
- La necesidad de proteger los datos, y que eso es parte de la defensa nacional
- La relevancia de la gestión de crisis online.
[Este artículo resume lo que fue mi exposición en el webinar "Rusia - Ucrania, un abordaje desde las diversas miradas de la profesión", organizado por el departamento de Contabilidad y Tributaria de FCEA, UdelaR, que también dio lugar a una de mis columnas en el programa de radio
Hoy no es un día cualquiera en 1410 AM]
.
.