Gabriel Budiño

martes, 11 de diciembre de 2018

Rumores en redes sociales virtuales y el impacto en las organizaciones

El miércoles 7 de noviembre a las 17 horas tuvo lugar la mesa de discusión Rumores en redes sociales virtuales y el impacto en las organizaciones. Participaron de la mesa Dinorah Margounato, Carlos Petrella y Gabriel Budiño.

La primera intervención estuvo a cargo de Dinorah Margounato, cuya presentación partía de la siguiente pregunta: ¿por qué se propaga un rumor en redes sociales? Según afirma Margounato, el rumor existió siempre, no es nada nuevo, y no parece que vaya a dejar de existir, al menos no en el corto plazo. Ha sido usado como táctica en las guerras y en la política. “Lo nuevo, por tanto, no son los rumores, sino las plataformas de divulgación, medios por los que estos circulan”, aseguró.

Las redes sociales favorecen la veloz propagación de rumores y además reducen su distorsión, pues llega de forma más directa y a muchos usuarios al mismo tiempo. Y de la misma forma que las redes sociales afectan al rumor, el rumor afecta a las redes sociales, haciéndolas más atractivas y generando mayor interacción.

Nada de esto ocurre sin los humanos, asegura Margounato: “nos gusta mucho poner la culpa en las redes, y nosotros somos los que generamos esto. Detrás de esto siempre hay humanos, con intereses o sin ellos”. En Uruguay, según el estudio del Internauta uruguayo que hace el Grupo Radar todos los años, en 2017 se establece que el 88% de toda la población uruguaya es usuaria de internet, y no hay apenas diferencia entre Montevideo y el interior del país. “Lo que va a lograr que aumente la penetración de internet sea seguramente el paso de los años, es decir, la biología: que desaparezcan las generaciones mayores que no usan internet y que sean reemplazadas por las generaciones más jóvenes, que se conectan a internet”, aseguró.

A continuación se plantea la siguiente pregunta: ¿conectados para qué?

Según el mismo informe, chatear, usar las redes sociales y buscar información en Google son los principales usos que se le da a internet. El whatsapp, que es la gran vedette de los últimos años, tiene los grupos. Uno de cada cuatro usuarios de whatsapp integra cinco o más grupos.

Con respecto a las demás redes sociales, Facebook sigue siendo la “red universal” pero decrece el número de usuarios. Crece Instagram y cae el número de redes usadas por persona. A estas dos redes les sigue Twitter, Snapchat, Pinterest, Linkedin y Tinder.

Con respecto a su uso, casi la mitad de los usuarios de redes sociales admite ser bastante o totalmente adicto a las mismas. Esto refleja la necesidad de interacción, de compartir contenido y de recibir feedback. Algunas de las ideas fuertes que se reflejan en una encuesta que Dinorah Margounato llevó a cabo son las siguiente: “me importa cuánta gente reacciona, comenta o comparte lo que yo publico en las redes”, afirmación con la que un 14% está totalmente de acuerdo, y “cuando un contenido me gusta lo comparto en las redes sociales sin verificar cuál es la fuente” y “me divierte compartir cosas en las redes sociales. No es importante para mí que sean ciertas o no”, son afirmaciones que suscribe un 18% y 9% respectivamente.

Esto refleja, según Margounato, que no es necesario que sea el 100% de la gente la que difunda información sin conocer la fuente, sino que es necesario un pequeño grupo para que se propague un rumor o una noticia falsa.

Presentación de Dinorah Margounato

En segundo lugar intervino Carlos Petrella partiendo de la siguiente pregunta: “¿cómo se fabrica un rumor en redes sociales?”.

Hay algunos elementos emergentes que están distorsionando muchísimo el funcionamiento esperado de las redes. La primera campaña masiva sobre redes sociales fue la de Obama, y provocó un impacto importante por cómo se llegó a personalizar. Desde las redes se desarrollaba un mensaje atractivo, flexible y totalmente personalizado para segmentos diferentes. “Ahora empezamos a ver como el uso malicioso de las redes difundiendo noticias falsas con un interés en términos de inteligencia estratégica hace que nos demos cuenta de que el fenómeno de las redes sociales es bien reciente y que tiene características bien distintas que todavía no dominamos en profundidad”, dijo.

“Yo diría que hay tres cosas que importan: estamos ante un fenómeno de comunicación masiva en la que la identidad de los usuarios de las redes sociales son borrosas. Eso hace que no se sepa quién dice qué cosas, quién las repite y con qué intenciones. Eso se traduce en un modelo genérico de impunidad con respecto a lo que se declara, porque la sociedad no tiene cómo defenderse de este tipo de cosas. El otro tema importante son los centros de poder que utilizan las redes sociales y que están comenzando a fabricar sus propias historias de legitimación propia o deslegitimación de otros. Ya forma parte de las campañas políticas y sociales para acreditar cuestiones y para desacreditar al otro. Otro tema es las asimetrías que nos plantea la red en términos de quien la conoce en profundidad y quien no, y no hablo del conocimiento de uso o la habilidad para usar los recursos básicos para interactuar, que eso es fácilmente aprendible, sino de lo que está ocurriendo con el manejo global de las redes para manejar relaciones personales y intercomerciales”.

“Las redes sociales están irrumpiendo en la forma general en la que interactuamos”, aseguró, “pero tienen un enorme potencial para que las organizaciones y los ciudadanos en general puedan manifestar sus intereses y sus quejas”. Asegura Petrella que las redes sociales llegaron para quedarse. Son una herramienta muy poderosa, que opera en múltiples dimensiones. “Depende de nosotros que le saquemos partido apropiadamente y que controlemos el uso malicioso, sobre todo cuando se afecta la ética de las personas”, aseguró.

Para cerrar asegura que las redes permiten plantear el disgusto, son perfectas para expresar eso: “hay una sincronía entre la posibilidad de expresar el disgusto de una manera efectiva y con elevado grado de eco que antes no existía, disgusto personal que se puede convertir en colectivo en poco tiempo”. Dice que hay que abandonar la ingenuidad con la que se veían los intercambios en las redes sociales para darse cuenta de que ahí corren los mismos intereses que en la vida presencial pero más borrosos, más difíciles de precisar y más difíciles de confirmar.

Las redes sociales son reproductoras de grandes corrientes que se manejan usando esas redes de una manera tan sútil que el ciudadano de a pie no se da cuenta de que puede ser manipulado. Las redes sociales son reproductoras también de las divergencias, de las inequidades sociales y de la marginalidad. Sin embargo las redes sociales, aunque hayan supuesto la integración del uso de la tecnología, no suponen la integración en la capacidad de interacción entre ciudadanos.

Para finalizar compartió una reflexión: “tenemos que saber que van a seguir existiendo cisnes negros, que van a desestabilizar bastante, que están poniendo a prueba nuestra propia capacidad de apropiarnos de estos procesos, que muchos aún están muy lejanos, pero somos optimistas de que las utilicemos con el mejor provecho”.

Presentación de Carlos Petrella

En último lugar intervino Gabriel Budiño, cuya intención fue hablar de cómo tipificar el tema de los rumores o fake news o, más bien, desinformación. A partir de una recopilación de mensajes que circulan por whatsapp destaca elementos que son comunes a todas estos datos falsos: la confianza (con la expresión “muy buena fuente”,  “me enteré por un amigo de confianza” o “en un rato me dan más datos”), expresiones alarmantes que sensibilizan, el uso de mayúsculas o el uso de las palabras “alerta” y “urgente”, datos contradictorios o poco formales cuando los mensajes proceden, supuestamente, de fuentes oficiales, relevantes o serias. Otro elemento crucial para la difusión de las noticias falsas es el recurrente “compartan”.

Esto es resultado es una mezcla de verdad con mentiras. Afirmó que “no toda noticia es puramente falsa porque sería poco creíble, sino que se le agrega contextos que no corresponden, tratándose de malos entendidos. “Muchas veces una noticia falsa es un entender incorrectamente y amplificar problemas que no tenían tales dimensiones”. Aseguró que muchas veces, las noticias falsas tienen su origen en bromas (páginas de noticias falsas) y malos entendidos (deformación del mensaje), y muchas veces razones económicas e ideológicas, como perjudicar la reputación de personas o marcas y crear opiniones para favorecer ideas, están detrás del surgimiento de las noticias falsas. Ante esto, dijo, “antes de compartir y difundir noticias falsas, hay que pensar si el emisor es confiable, cuándo se publicó tal información, qué medios se han hecho eco, qué fuentes cita el artículo, si las instituciones que respaldan la información realmente lo hacen y si eso está demostrado con enlaces, y si se ha modificado con respecto a publicaciones similares”.

Para finalizar comparte algunas de las medidas para prevenir la difusión de falsa información: en primer lugar, para prevenir hay que estar, porque si no estamos participando de los medios sociales vamos a llegar tarde y mal a las discusiones que se dan; en segundo lugar hay que participar del diálogo, pues las redes no son unipersonales sino bidimensionales; y en tercer lugar hay que dar respuesta, contestar, interactuar, pues si no se interactúa alguien más lo hará.

Presentación de Gabriel Budiño

[Publicado en boletin FCEA]
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