En atención a lo establecido en el art. 72 de la ley 17.738, la Caja de Profesionales Universitarios informó la composición del portafolio de inversiones de la Institución al
31/12/2016 y la rentabilidad generada en el año 2016.
Para esto elabora un boletín que se distribuyó en el pasado mes de julio, que incluye una gráfica de evolución del portafolio, otra de composición por moneda y otra de composición por instrumento.
En la primera la imagen que se puede ver es la siguiente:
Una primer lectura es que todos los valores son relativamente estables en el tiempo, cuando en realidad si vemos las cifras informadas, mientras hay un crecimiento en pesos corrientes del 34,84%, los valores en pesos constantes caen en casi el 3%.
¿Pero por qué la gráfica no parece mostrar esto?
En primer lugar hay un error en las últimas dos columnas de precios corrientes (2015 y 2016), que no cruzan la línea de los 10 millones, cuando las cifras indicadas son superiores y casi cercanas a los 12 millones.
En segundo lugar hay un uso de la escala del eje de las ordenas, que "deforma" el gráfico, ya que fija un máximo de 14 millones - completamente innecesario.
Si tomamos las cifras y creamos un nuevo gráfico con una simple planilla electrónica, la imagen del gráfico es la siguiente:
Como se puede ver, los datos son los mismos, pero la información que se transmite es otra. Se aprecia claramente el crecimiento de los pesos corrientes, y puede notarse la caída en los pesos constantes.
Cada uno juzgará los errores y las decisiones del Directorio de la Caja de Profesionales Universitarios, pero me pareció un caso interesante para desarrollar estos casos donde un simple gráfico puede afectar la toma de decisiones.
[El primer gráfico corresponde a una foto del boletín recibido en Julio 2017. El segundo es una elaboración propia a partir de los datos del mismo boletín]
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Gabriel Budiño
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lunes, 31 de julio de 2017
viernes, 28 de julio de 2017
Cervezas Bundor - Chile
Continuando con la serie de artículos relacionados a mi tour cervecero por Chile, y en particular con los comentarios de las cervezas artesanales de la ciudad de Valdivia, es el turno de Bundor, una cervecería que nace en el año 2007 con la idea de producir una cerveza premium artesanal valdiviana.
La cervecería está en el margen norte del río Cayumapu, en la salida a la T-305 desde la ruta 202 que une Valdivia con San José de Mariquina, pero también tiene un bar propio en la Isla Teja - cruzando por el puente Pedro de Valdivia.
Primero estuvimos por el bar, que está muy bien puesto, ofrece la degustación de los diferentes estilos de Bundor, y tiene las paredes decoradas con los personajes míticos que nombran sus cervezas.
Una pequeña hoja, que sirve de mantelito individual, con la información básica de cada cerveza junto a los nombres y estilos.
Son cervezas fuertes, con carácter y personalidad, que combinan muy bien con el ambiente de rock del bar.
En la planta de producción, Richard Toro (maestro cervecero) nos contaba que apuestan a ampliar las preferencias de los chilenos, apoyándose en el impulso que tiene la zona de Valdivia como capital cervecera de Chile.
En su catálogo tienen tres cervezas rubias con estilos bien diferentes: Elfa Cerveza Blonde Ale 4,5° (IBU 16), Ninfa Cerveza Irish Red Ale 6° (IBU 20) y Kali Cerveza American IPA 6,1° (IBU 65).
Pero además tienen dos excelentes cervezas oscuras (stout) que vale la pena destacar:
Sus cervezas embotelladas se distribuyen en la región, pero como es común en Chile, la cerveza de barril (tirada/shop) es la que mayor salida tiene.
[Fotos GB (cc). Más en: Cata de Cervezas Facebook]
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La cervecería está en el margen norte del río Cayumapu, en la salida a la T-305 desde la ruta 202 que une Valdivia con San José de Mariquina, pero también tiene un bar propio en la Isla Teja - cruzando por el puente Pedro de Valdivia.
Primero estuvimos por el bar, que está muy bien puesto, ofrece la degustación de los diferentes estilos de Bundor, y tiene las paredes decoradas con los personajes míticos que nombran sus cervezas.
Una pequeña hoja, que sirve de mantelito individual, con la información básica de cada cerveza junto a los nombres y estilos.
Son cervezas fuertes, con carácter y personalidad, que combinan muy bien con el ambiente de rock del bar.
En la planta de producción, Richard Toro (maestro cervecero) nos contaba que apuestan a ampliar las preferencias de los chilenos, apoyándose en el impulso que tiene la zona de Valdivia como capital cervecera de Chile.
En su catálogo tienen tres cervezas rubias con estilos bien diferentes: Elfa Cerveza Blonde Ale 4,5° (IBU 16), Ninfa Cerveza Irish Red Ale 6° (IBU 20) y Kali Cerveza American IPA 6,1° (IBU 65).
Pero además tienen dos excelentes cervezas oscuras (stout) que vale la pena destacar:
Troll, una Oatmeal Stout de 7,5°, con aromas a frutos secos, chocolate y quizás algo de pan tostado, equilibrada, ligera y suave (IBU 33). Quizás algo corta para lo que uno espera al verla y olerla, pues promete muchísimo.
Belzeboo, es una cerveza estilo Imperial Stout, con espuma persistente, notas de café y especias en nariz y agradablemente amarga (IBU 40), que se sostiene en la garganta en base a sus 11º de alcohol.
También tuvimos la oportunidad de conocer a Nessie una Wee Heavy - Scottish Ale recién lanzada (8° de alcohol y 17 en la escala IBU), que combina maltas Pale Ale, Munich, Whisky, Caraaroma, Special B y algo de Malta Chocolate.
A diferencia de otros cerveceros locales, Bundor trabaja con maltas importadas. Apuesta a seguir creciendo, pero manteniendo la tradición de homebrewer que les ha permitido obtener premios en la chilebeer cup.
Sus cervezas embotelladas se distribuyen en la región, pero como es común en Chile, la cerveza de barril (tirada/shop) es la que mayor salida tiene.
[Fotos GB (cc). Más en: Cata de Cervezas Facebook]
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domingo, 23 de julio de 2017
Cervezas Cuello Negro - Chile
En el sur chileno, en la región de los ríos - mirando al Pacífico, se encuentra la ciudad de Valdivia - fundada en 1552 por el conquistador español Pedro de Valdivia. Esta ciudad recibió una importante migración alemana desde 1850, gracias a la ley de inmigración selectiva.
Entre ellos, Carlos Anwandter fundó una cervecería que llegó a ocupar más de 50 obreros y producir miles de litros de cerveza al año. Pero esta tradición cervecera se interrumpió en 1960, cuando el mayor terremoto registrado (9,5 en la escala de Richter) destruyó el 40% de los hogares, desbordó ríos y arrasó con las fábricas, dejando centenares de muertos y desaparecidos.
A fines de los años 1990, Armin Kunstmann - tras una visita a Estados Unidos - retoma la tradición cervecera, e impulsa a Valdivia como la capital nacional de la cerveza artesanal. Actualmente la Compañía Cervecera Kunstmann S.A. (en un 50% propiedad de la gigantesca CCU) es la líder absoluta del segmento de cervezas Craft - algo así como producción masiva de cervezas con estilo artesanal y gran cuidado de la receta original (malta, agua, levadura y lúpulo).
La que le sigue en participación del mercado cervecero de Valdiva, es una pequeña planta al norte de la ciudad, en la zona de Las Fanegas - demarcada por los rios Calle Calle y Cruces. Con el nombre de Cuello Negro, por los cisnes que (al menos hasta que se dieron los problemas ambientales generados por Arauco) eran emblemáticos en la zona, nace en 2004 cuando Cristian Olivares se separa de su sociedad con Rodrigo Gonzalez de Selva Fría.
En nuestra visita, estuvimos charlando con Esteban - que nos contó que están enfocados en la producción de dos variedades (Ámbar y Stout). La primera utiliza malta pilsen y caramelo junto a lúpulos ingleses, para lograr una cerveza liviana con aromas frutales y un agradable amargor de la malta tostada (IBU 23 y 5.8 grados de alcohol).
La Stout, es una cerveza negra de 8 grados, suavemente amarga (IBU 56), con persistente espuma, notas de chocolate, café y frutas pasas en nariz; cremosa y con retrogusto duradero.
Utilizan en la producción el excelente agua de la zona, con cebadas malteadas chilenas. Una planta pequeña, pero con un ciclo muy profesional y bien logrado: almacenan el grano en la parte superior, para alimentar las tolvas de maceración desde arriba directamente desde la moledora, y utilizan una bomba para transportar durante el resto del proceso.
Los tanques utilizados son de fabricación chilena, en base a modelos de origen europeo. Recientemente han cubierto el piso de la planta con pintura de resina epoxi.
Concentrados en sus dos variedades, el flujo de producción es homogéneo y lo tienen sistematizado de manera de que todo el equipo de trabajo pueda concentrarse en distintos momentos, en cada etapa del proceso.
Si bien principalmente envasan en tanques para cerveza tirada (más del 80% es schop), también embotellan, por lo que tienen cámaras de frío, que ayudan a cuidar el producto en el verano, ya que la temperatura ha llegado a superar los 30 grados.
Las canillas en los bares de la zona son proporcionadas por las propias cervecerías, por lo que el logo de Cuello Negro y los tanques con las bandas negra y roja, se encuentra en casi todos lados.
Realmente una muy buena cerveza, y un gran equipo humano que fue generoso para recibirnos en nuestra visita, intercambiar ideas y contar sus planes de crecimiento futuro.
[Fotos y videos GB (cc). Más en: Cata de Cervezas Facebook]
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Entre ellos, Carlos Anwandter fundó una cervecería que llegó a ocupar más de 50 obreros y producir miles de litros de cerveza al año. Pero esta tradición cervecera se interrumpió en 1960, cuando el mayor terremoto registrado (9,5 en la escala de Richter) destruyó el 40% de los hogares, desbordó ríos y arrasó con las fábricas, dejando centenares de muertos y desaparecidos.
A fines de los años 1990, Armin Kunstmann - tras una visita a Estados Unidos - retoma la tradición cervecera, e impulsa a Valdivia como la capital nacional de la cerveza artesanal. Actualmente la Compañía Cervecera Kunstmann S.A. (en un 50% propiedad de la gigantesca CCU) es la líder absoluta del segmento de cervezas Craft - algo así como producción masiva de cervezas con estilo artesanal y gran cuidado de la receta original (malta, agua, levadura y lúpulo).
La que le sigue en participación del mercado cervecero de Valdiva, es una pequeña planta al norte de la ciudad, en la zona de Las Fanegas - demarcada por los rios Calle Calle y Cruces. Con el nombre de Cuello Negro, por los cisnes que (al menos hasta que se dieron los problemas ambientales generados por Arauco) eran emblemáticos en la zona, nace en 2004 cuando Cristian Olivares se separa de su sociedad con Rodrigo Gonzalez de Selva Fría.
En nuestra visita, estuvimos charlando con Esteban - que nos contó que están enfocados en la producción de dos variedades (Ámbar y Stout). La primera utiliza malta pilsen y caramelo junto a lúpulos ingleses, para lograr una cerveza liviana con aromas frutales y un agradable amargor de la malta tostada (IBU 23 y 5.8 grados de alcohol).
La Stout, es una cerveza negra de 8 grados, suavemente amarga (IBU 56), con persistente espuma, notas de chocolate, café y frutas pasas en nariz; cremosa y con retrogusto duradero.
Utilizan en la producción el excelente agua de la zona, con cebadas malteadas chilenas. Una planta pequeña, pero con un ciclo muy profesional y bien logrado: almacenan el grano en la parte superior, para alimentar las tolvas de maceración desde arriba directamente desde la moledora, y utilizan una bomba para transportar durante el resto del proceso.
Los tanques utilizados son de fabricación chilena, en base a modelos de origen europeo. Recientemente han cubierto el piso de la planta con pintura de resina epoxi.
Concentrados en sus dos variedades, el flujo de producción es homogéneo y lo tienen sistematizado de manera de que todo el equipo de trabajo pueda concentrarse en distintos momentos, en cada etapa del proceso.
Si bien principalmente envasan en tanques para cerveza tirada (más del 80% es schop), también embotellan, por lo que tienen cámaras de frío, que ayudan a cuidar el producto en el verano, ya que la temperatura ha llegado a superar los 30 grados.
Las canillas en los bares de la zona son proporcionadas por las propias cervecerías, por lo que el logo de Cuello Negro y los tanques con las bandas negra y roja, se encuentra en casi todos lados.
Realmente una muy buena cerveza, y un gran equipo humano que fue generoso para recibirnos en nuestra visita, intercambiar ideas y contar sus planes de crecimiento futuro.
[Fotos y videos GB (cc). Más en: Cata de Cervezas Facebook]
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viernes, 21 de julio de 2017
Cervezas Chilenas
Hace unos días regresé de un viaje a Chile, en el que recorrí 2.000 kilómetros desde Santiago hasta Puerto Montt con los objetivos de probar diferentes cervezas chilenas (principalmente artesanales), conocer bares especializados y visitar cervecerías locales.
Más allá de las grandes marcas de cervezas industriales, a continuación hago un relato de las artesanales que fui conociendo durante este viaje.
En la Chopería José Ramón 277 (Santiago) probamos varias cervezas tiradas: Tübinator una gran Dark Ale Strong de Tubinger (Pirque), una Jester Saison Belgian Style (Santiago), y la Ramona, una session IPA del lugar.
Más tarde en Amadeus y otros bares conocimos Torres del Paine y Calafate Ale de Cervecería Austral (Punta Arenas), Scottish Amber Ale y Dunkel Weizen de Cervecera Del Puerto (Valparaiso), IRA! de Granizo, y las The Clinic Red Ale y Golden Ale de Mestra (Maipú).
Entre las más llamativas, estaban las de Kross (Lupulus, Strong Ale 5, Maibok, 110 minutos) que es de las que tiene mayor participación de mercado en el segmento de artesanales en Chile, y logra una calidad destacada.
Al llegar al bar Latitud Sur de Concepción nos quedamos con las ganas de conocer las cervezas elaboradas por ellos, pero tuvimos la oportunidad de recorrer el área de producción y charlar un rato con su responsable que nos dio una primera visión del mercado chileno y las características de los consumidores locales.
En la comuna de Quillón conocimos la Cerveza Artesanal Toropaire (Antü Ale: Cerceza Rubia 5.8º, Kelü Ale: Cerveza Roja 6.0º, Kolü Ale: Cerveza Café 5.9º, Kurrü Ale: Cerveza Negra 6.1º, Kelü Extra: Cerveza Roja 9.5º, y otras frutales y de estación). Una amplia variedad de cervezas, con aciertos y también algunos errores. Sus cervezas de base y la variedad de chocolate son buenas, pero las frutales no están bien logradas, y algunas se exceden en alcohol.
En la Cervecería Luthier - Brewery & Restaurant en la ciudad de Los Ángeles, disfrutamos de la Strong Ale de elaboración propia: realmente excelente, con gran cremosidad que le da permanencia en boca.
Siguiendo la ruta al sur paramos en el Bar Frontera de la ciudad de Temuco, donde conocimos una Lager elaborada por ellos (Steembeer) que resultó muy buena. Y dos de la zona de Purén: las cervezas de Berg Land, una de Frutilla Blanca y otra de Avellana Araucana, que estaban muy originales; y la The Dogs Pale Ale suave y cremosa de Braco.
En Chile, la visita obligada es a la cervecería Kuntsmann, que tras su acuerdo comercial con CCU tiene distribución en todo Chile y presencia en los bares. Entre otras disfrutamos de las Chocolate, Doppel-Bock, Heidelbeere y por supuesto la Gran Torobayo - una cerveza que se destaca por su calidad.
La ciudad de Valdivia se ha convertido en la capital de la cerveza chilena, y tras Kunstmann, Cuello Negro y Bundor son las mas grandes, por lo que le dedicaré un artículo separado a cada una [Aquí y aquí].
En el café La Última Frontera, probamos las también valdivianas: APA de Totem, La Colorina de Valtare, Selva Fría Golden de Punucapa, Ambar de Cervezas del Duende.
Para terminar este artículo menciono las tres cervezas del pequeño restaurante Malta Chocolate en Puerto Varas: La Blonde, Pale Ale y Strong Ale, elaboradas en su pequeña planta junto a la cocina, abierta a los visitantes. Un lindo lugar construido en madera con una carta sencilla, y sus cervezas tanto en chop directo como en botella.
Sin dudas Chile tiene un importante sector de cervecerías artesanales, que está en desarrollo y tiene las condiciones para crecer, ya que están elaborando buenas y variadas cervezas.
Al igual que lo que ocurre en Uruguay, aún es un porcentaje muy menor del mercado y se compite con grandes jugadores de la industria y una muy poco desarrollada cultura de consumo de cervezas de calidad.
Notamos muy poca presencia de cervezas IPA, muchas cervezas negras, y una tendencia hacia una mayor graduación alcohólica, que por lo que pudimos averiguar responde a los intereses de los consumidores chilenos.
[Fotos: Cata de Cervezas (cc)]
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Más allá de las grandes marcas de cervezas industriales, a continuación hago un relato de las artesanales que fui conociendo durante este viaje.
En la Chopería José Ramón 277 (Santiago) probamos varias cervezas tiradas: Tübinator una gran Dark Ale Strong de Tubinger (Pirque), una Jester Saison Belgian Style (Santiago), y la Ramona, una session IPA del lugar.
Más tarde en Amadeus y otros bares conocimos Torres del Paine y Calafate Ale de Cervecería Austral (Punta Arenas), Scottish Amber Ale y Dunkel Weizen de Cervecera Del Puerto (Valparaiso), IRA! de Granizo, y las The Clinic Red Ale y Golden Ale de Mestra (Maipú).
Entre las más llamativas, estaban las de Kross (Lupulus, Strong Ale 5, Maibok, 110 minutos) que es de las que tiene mayor participación de mercado en el segmento de artesanales en Chile, y logra una calidad destacada.
Al llegar al bar Latitud Sur de Concepción nos quedamos con las ganas de conocer las cervezas elaboradas por ellos, pero tuvimos la oportunidad de recorrer el área de producción y charlar un rato con su responsable que nos dio una primera visión del mercado chileno y las características de los consumidores locales.
En la comuna de Quillón conocimos la Cerveza Artesanal Toropaire (Antü Ale: Cerceza Rubia 5.8º, Kelü Ale: Cerveza Roja 6.0º, Kolü Ale: Cerveza Café 5.9º, Kurrü Ale: Cerveza Negra 6.1º, Kelü Extra: Cerveza Roja 9.5º, y otras frutales y de estación). Una amplia variedad de cervezas, con aciertos y también algunos errores. Sus cervezas de base y la variedad de chocolate son buenas, pero las frutales no están bien logradas, y algunas se exceden en alcohol.
En la Cervecería Luthier - Brewery & Restaurant en la ciudad de Los Ángeles, disfrutamos de la Strong Ale de elaboración propia: realmente excelente, con gran cremosidad que le da permanencia en boca.
Siguiendo la ruta al sur paramos en el Bar Frontera de la ciudad de Temuco, donde conocimos una Lager elaborada por ellos (Steembeer) que resultó muy buena. Y dos de la zona de Purén: las cervezas de Berg Land, una de Frutilla Blanca y otra de Avellana Araucana, que estaban muy originales; y la The Dogs Pale Ale suave y cremosa de Braco.
En Chile, la visita obligada es a la cervecería Kuntsmann, que tras su acuerdo comercial con CCU tiene distribución en todo Chile y presencia en los bares. Entre otras disfrutamos de las Chocolate, Doppel-Bock, Heidelbeere y por supuesto la Gran Torobayo - una cerveza que se destaca por su calidad.
La ciudad de Valdivia se ha convertido en la capital de la cerveza chilena, y tras Kunstmann, Cuello Negro y Bundor son las mas grandes, por lo que le dedicaré un artículo separado a cada una [Aquí y aquí].
En el café La Última Frontera, probamos las también valdivianas: APA de Totem, La Colorina de Valtare, Selva Fría Golden de Punucapa, Ambar de Cervezas del Duende.
Para terminar este artículo menciono las tres cervezas del pequeño restaurante Malta Chocolate en Puerto Varas: La Blonde, Pale Ale y Strong Ale, elaboradas en su pequeña planta junto a la cocina, abierta a los visitantes. Un lindo lugar construido en madera con una carta sencilla, y sus cervezas tanto en chop directo como en botella.
Sin dudas Chile tiene un importante sector de cervecerías artesanales, que está en desarrollo y tiene las condiciones para crecer, ya que están elaborando buenas y variadas cervezas.
Al igual que lo que ocurre en Uruguay, aún es un porcentaje muy menor del mercado y se compite con grandes jugadores de la industria y una muy poco desarrollada cultura de consumo de cervezas de calidad.
Notamos muy poca presencia de cervezas IPA, muchas cervezas negras, y una tendencia hacia una mayor graduación alcohólica, que por lo que pudimos averiguar responde a los intereses de los consumidores chilenos.
[Fotos: Cata de Cervezas (cc)]
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lunes, 17 de julio de 2017
Rumores 2.0 en Universidad del Pacífico
Hace unos días participé en la Maestría en Comunicaciones Integradas de Marketing de la Universidad del Pacífico (Chile), donde hice una presentación sobre Rumores 2.0 y Gestión de Comunidades Virtuales.
En ese seminario presenté algunos ejemplos de mensajes falsos que han circulado en Whatsapp, Facebook y Twitter, donde hay algunos elementos característicos que se repiten.
Una mezcla de verdad con mentiras agregadas, contextos que no corresponden, y malos entendidos:
un emisor confiable (el vínculo familiar, el nombre de un colegio, el lugar de trabajo); alguien o algo que agrega confianza (médico, centro de salud, la aduana, la televisión); y un daño contingente cercano (drogas de diseño, gratis, hijos).
Cada persona lo recibe de un amigo, alguien de su confianza que hace propias las palabras que recibió y las transmite tal como le llegan. Por ejemplo: al recibir un mensaje que dice que circulan pastillas de éxtasis en los colegios ("Estás regalando drogas a los niños en la puerta del colegio"), se reenvía sin cambiarle ni una letra. Alguien más lo recibe y cree que es algo que yo experimenté en carne propia, y como sabe a qué colegio van mis hijas, lo reenvía agregando el nombre de la institución. Ahora el mensaje es mas cercano y más potente ("Me cuenta un amigo que están regalando drogas a los niños en la puerta del colegio XXXX").
Además cuando uno recibe un mensaje en servicios de mensajería como Whatsapp, la sensación es que se recibe un mensaje personal, y no algo genérico.
En cuánto al origen, podríamos pensar en: Bromas (páginas de noticias falsas); Malos entendidos (deformación del mensaje); Dinero (generar tráfico a una página de publicidad); Dañar (perjudicar la reputación de una persona o marca); Ideología (crear estados de opinión, para favorecer ciertas ideas), además de otras comunicaciones que pueden estar asociadas a virus informáticos, maleware, phishing, etc.
Una de las claves quizás está asociada a algo que fue identificado en una investigación de la Universidad ORT de 2016: "La mayoría afirma no compartir contenidos sin antes verificar la fuente, y les molesta que los demás compartan noticias en las redes sin verificar si son reales", por lo que es probable que no seamos realmente críticos con los mensajes recibidos, compartiendo cosas que no necesariamente son ciertas.
Para detectarlo mis recomendaciones pasan por desconfiar de los mensajes recibidos (principalmente cuando presentan las características señaladas), verificar si el emisor inicial es confiable, ver hace cuánto que está publicado, qué medios se han hecho eco, qué fuentes cita el artículo, si hay enlaces a las instituciones que se mencionan, si se ha modificado o agregado información respecto a otras publicaciones, y si hay información en sitios especializados como Snopes.
Después de esto, la charla fue para el lado del impacto que pueden tener este tipo de rumores en las empresas y marcas, y cómo la gestión de comunidades virtuales, puede ayudar a detectarlos a tiempo, y combatir las noticias falsas a través de una red de influyentes previamente detectados.
[Fotos: Universidad del Pacífico, GB (cc)]
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En ese seminario presenté algunos ejemplos de mensajes falsos que han circulado en Whatsapp, Facebook y Twitter, donde hay algunos elementos característicos que se repiten.
Una mezcla de verdad con mentiras agregadas, contextos que no corresponden, y malos entendidos:
un emisor confiable (el vínculo familiar, el nombre de un colegio, el lugar de trabajo); alguien o algo que agrega confianza (médico, centro de salud, la aduana, la televisión); y un daño contingente cercano (drogas de diseño, gratis, hijos).
Cada persona lo recibe de un amigo, alguien de su confianza que hace propias las palabras que recibió y las transmite tal como le llegan. Por ejemplo: al recibir un mensaje que dice que circulan pastillas de éxtasis en los colegios ("Estás regalando drogas a los niños en la puerta del colegio"), se reenvía sin cambiarle ni una letra. Alguien más lo recibe y cree que es algo que yo experimenté en carne propia, y como sabe a qué colegio van mis hijas, lo reenvía agregando el nombre de la institución. Ahora el mensaje es mas cercano y más potente ("Me cuenta un amigo que están regalando drogas a los niños en la puerta del colegio XXXX").
Además cuando uno recibe un mensaje en servicios de mensajería como Whatsapp, la sensación es que se recibe un mensaje personal, y no algo genérico.
En cuánto al origen, podríamos pensar en: Bromas (páginas de noticias falsas); Malos entendidos (deformación del mensaje); Dinero (generar tráfico a una página de publicidad); Dañar (perjudicar la reputación de una persona o marca); Ideología (crear estados de opinión, para favorecer ciertas ideas), además de otras comunicaciones que pueden estar asociadas a virus informáticos, maleware, phishing, etc.
Una de las claves quizás está asociada a algo que fue identificado en una investigación de la Universidad ORT de 2016: "La mayoría afirma no compartir contenidos sin antes verificar la fuente, y les molesta que los demás compartan noticias en las redes sin verificar si son reales", por lo que es probable que no seamos realmente críticos con los mensajes recibidos, compartiendo cosas que no necesariamente son ciertas.
Para detectarlo mis recomendaciones pasan por desconfiar de los mensajes recibidos (principalmente cuando presentan las características señaladas), verificar si el emisor inicial es confiable, ver hace cuánto que está publicado, qué medios se han hecho eco, qué fuentes cita el artículo, si hay enlaces a las instituciones que se mencionan, si se ha modificado o agregado información respecto a otras publicaciones, y si hay información en sitios especializados como Snopes.
Después de esto, la charla fue para el lado del impacto que pueden tener este tipo de rumores en las empresas y marcas, y cómo la gestión de comunidades virtuales, puede ayudar a detectarlos a tiempo, y combatir las noticias falsas a través de una red de influyentes previamente detectados.
[Fotos: Universidad del Pacífico, GB (cc)]
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