Gabriel Budiño

martes, 31 de mayo de 2016

Somos cyborgs y lo seremos aún más


Un cyborg (del acrónimo en inglés que combina: cyber = ‘cibernético’ y organism = ‘organismo’) - tal como se resume en Wikipedia - es una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos generalmente con la intención de mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de tecnología, o como diría la definición de la Real Academia Española: cíborg es un "ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos".

Al parecer el término fue utilizado por primera vez en 1960 para referirse a un ser humano mejorado que podría sobrevivir en entornos extraterrestres (Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline), pero sin dudas los esfuerzos por "mejorar" el cuerpo humano son mucho más antiguos.

El ser humano es un animal social - somos nuestras relaciones; un animal político según la definición aristotélica - pero lo que realmente nos diferencia del resto de los animales es la tecnología (la capacidad para crear nuestras propias herramientas).

Y estos conceptos son los que han señalado el rumbo de toda nuestra historia sobre la faz de la Tierra. Creamos tecnologías que nos modifican, que nos transforman, que cambian las formas en que nos relacionamos.

Nos transformamos al cubrir nuestros cuerpos primitivos, frágiles y desnudos, con pieles de otros animales, perfeccionando esta nueva piel según el lugar, el clima y nuestros valores sociales.

Superamos nuestros brazos cortos y la baja velocidad relativa desarrollando lanzas, y mejoramos nuestras garras, con puntas de piedra afiladas.

Pero jamás nos detuvimos. Ampliamos nuestra memoria tallando en piedra y pintando muros que relataran nuestras historias, hasta que logramos crear un sistema de signos que permitiera llevar el lenguaje a un nuevo nivel. Transformamos el entorno para guardar mejor esos signos: piedra, papiros, papel, medios magnéticos, almacenamiento digital.

Cada paso nos hizo diferentes, cambió nuestra estructura social, y la forma en que entendíamos nuestro entorno.

Entendiendo de maneras diferente la naturaleza, pasamos de catalejos a telescopios para ver cada vez más lejos (y cuando no fue suficiente exploramos el campo profundo del Hubble llegando a ver el pasado de las galaxias), pero también el detalle de lo pequeño cuando el microscopio nos transformó nuevamente. Vemos diferente, pensamos diferente.

Individualmente buscamos mejorarnos con herramientas que incrementan o recuperan nuestra capacidad de ver o de escuchar. Desarrollamos tecnologías que reemplazan nuestras partes dañadas, y seguramente pronto alguien decida reemplazar partes sanas del cuerpo por partes biónicas con mejores prestaciones (¿llegaremos a tener subrogantes que reemplacen totalmente nuestros cuerpos como en la película?).

Hoy los google glass nos permitirán tener toda la información disponible en Internet y bases de datos "personales" frente a nuestros ojos, y utilizarlos para interactuar en tiempo real con el mundo real. El reconocimiento facial (que en las fotos subidas a Facebook sabemos que funciona muy bien) vinculado a nuestras redes sociales nos permitiría tener muchos datos de las personas mientras hablamos (clientes, alumnos, colegas, amigos).

Un smartwatch está permanentemente monitoreando nuestros signos vitales, las distancias recorridas y pronto será más común que haga más (monitorear el nivel de azúcar en sangre y dosificar automáticamente la medicación necesaria). Waze y otros sistemas de navegación también recogen información del tránsito creando conocimiento colaborativo que se suma a los datos que utilizamos para tomar decisiones.

Desde los simples lentes de contacto para corregir problemas de vista, hasta brazos y piernas robotizadas que reemplazan miembros amputados, los seres humanos hemos intentado todo el tiempo mejorar nuestros cuerpos, transformarnos y mejorarnos.

La pregunta correcta quizás no es si seremos cyborgs en el futuro (pues entiendo que siempre lo hemos sido), sino cómo eso va a impactar en nuestra forma de ver el mundo y relacionarnos.

[Imágenes: RoboCop(2014) y Neil Harbisson]
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lunes, 23 de mayo de 2016

Reforma de la ley 9.739 de derechos de autor

Carta ciudadana en apoyo a la reforma de la ley 9.739 de derechos de autor
http://www.todosganamosderechos.org/

Somos un grupo diverso de personas que nos vinculamos con la cultura de mil maneras: estudiamos, damos clases, hacemos música, escribimos textos, los editamos y publicamos. Investigamos, curioseamos en la web, vamos a conciertos, compramos música, la bajamos de Internet y también la compartimos. Consultamos la Wikipedia, la editamos, la mejoramos. Hacemos software, traducimos, ilustramos, subtitulamos. Nos juntamos a ver películas, a veces en el aula. Hacemos películas, vemos videos para divertirnos, pero también para aprender, compartimos fotos en las redes sociales, consultamos bases de datos, comparamos fuentes de información. Descargamos, guardamos, imprimimos, fotocopiamos, remixamos y volvemos a crear.

Creemos que lo que hacemos está bien, que ayuda a distribuir entre todas y todos la riqueza intelectual que producimos socialmente. Sin embargo, muchas de estas actividades, tan básicas y cotidianas, están penadas por la ley en Uruguay, a pesar de que los tratados internacionales de derechos humanos las amparan.

Ahora se abre la oportunidad de enmendar esta flagrante contradicción y regular el acceso a la cultura con una nueva ley justa para todos, incluyendo a los autores, estudiantes, docentes, investigadores, bibliotecarios y a la ciudadanía en general. Por eso apoyamos el proyecto de reforma de la ley 9.739 de derechos de autor, que crea excepciones en beneficio de la educación, las bibliotecas, la investigación, la libertad de expresión y el acceso a la cultura. Esta modificación es necesaria y tendrá un impacto altamente positivo en la población, sin generar ningún tipo de daño a los autores ni a la industria cultural.

Porque con los cambios propuestos en el proyecto de ley que estudia el Parlamento, todos ganamos derechos:

Estudiantes y docentes: podremos utilizar la amplia variedad de materiales necesarios para la enseñanza del siglo XXI. No sólo reproducir textos, también proyectar películas y escuchar música en clase, crear y distribuir repartidos, traducir información, usar los entornos virtuales de aprendizaje y obtener libros e información en la biblioteca, entre otras posibilidades de uso didáctico del conocimiento, sin que todo ello configure un delito.

Trabajadores de bibliotecas, archivos e instituciones culturales: pasarán a ser legales nuestras actividades básicas, que hoy increíblemente son ilegales. Podremos realizar el préstamo de materiales al público, eliminándose el riesgo de cánones que harían inviable el funcionamiento de las instituciones. Se disminuirán las barreras para mejorar los servicios que brindamos, pudiendo digitalizar algunos materiales y brindar acceso informatizado dentro de nuestras sedes. Asimismo, podremos traducir materiales que todavía no están en nuestro idioma, incorporar copias de obras que no están disponibles en el mercado, y rescatar otras que hoy están en riesgo de desaparición debido a su antigüedad o uso.

Investigadores: podremos extraer y usar citas de obras de diversos formatos sin riesgos legales. El estudio de obras intelectuales a través de sus reproducciones, el acceso a archivos digitalizados, el análisis computacional y otras prácticas de investigación moderna, serán reconocidas. Los beneficios de la nueva ley para las instituciones culturales redundarán en una mejora de las condiciones en las que realizamos nuestra labor.

Autores: ganaremos en libertades, ya que prácticas creativas tan comunes como la parodia, la caricatura y el pastiche, hoy ilegales, pasarán a estar amparadas por la ley. El espacio público dejará de estar vedado a la actividad artística, reconociéndose la libertad de dibujar, fotografiar, filmar o hacer modelos en tres dimensiones de fachadas y monumentos de nuestras ciudades. El derecho a cita dejará de estar restringido a obras escritas, y pasará a incluir obras sonoras, audiovisuales, plásticas y fotográficas. Por otro lado, la legalización de algunas de las prácticas que ya realiza desde hace décadas nuestro público, no representará un descenso de nuestros ingresos ni un obstáculo para la creación. Por el contrario, creemos que un mayor acceso beneficia nuestro trabajo, aumenta la difusión y mejora las ventas de libros, discos, películas y todo tipo de obras artísticas.

Usuarios de la cultura: nuestros derechos legítimos de acceso a la cultura y acceso a la información, serán reconocidos por ley. Tendremos la seguridad de que no cometemos un delito cada vez que el navegador web reproduce una información en nuestra pantalla. Podremos guardar o imprimir una copia única y personal de la información que requerimos en diversas situaciones de la vida cotidiana. Hacer respaldos informáticos o actualizar el formato de las obras que adquirimos legalmente, no será un crimen, sino un derecho.

Todos estos nuevos derechos están debidamente definidos y acotados en el proyecto de ley. Contaremos con reglas más claras sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer. Si es necesaria aún mayor claridad, los legisladores tienen la oportunidad de modificar la redacción de algunos artículos para mejorar su comprensión por parte de toda la ciudadanía. Pero creemos que el camino no pasa por propuestas regresivas como un canon a las bibliotecas, a las instituciones educativas, a los soportes de información o a nuestra factura de Internet. Este canon sería perjudicial, injusto e ilegítimo. Del mismo modo, la eventual imposición de una policía administrativa que vigilara nuestras prácticas culturales en el ámbito personal sería un enorme retroceso. La nueva ley no va a dañar la cultura, sino a favorecerla, por lo cual no tiene sentido la imposición de ningún canon ni de controles represivos a las personas de a pie.

Tenemos la convicción de que la Cámara de Senadores aprobó una ley garantista, justa para todos y adecuada a los tiempos que corren. Una ley apoyada por amplios sectores de la sociedad que se han manifestado a su favor. Por eso, consideramos que la Cámara de Representantes debe aprobar este proyecto que regula el acceso a la cultura y nos pone, como ciudadanos, en igualdad de derechos con nuestros pares de la región y del mundo.

#TodosGanamosDerechos     #DerechoaEstudiar     #ReformaDerechoDeAutor

[http://www.todosganamosderechos.org/]
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viernes, 6 de mayo de 2016

Renuncia del Decano Arim

Ante el anuncio del profesor Rodrigo Arim que presentará renuncia a su cargo de Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (UdelaR) a mitad de su segundo mandato al frente de nuestra casa de estudios, me dirigí al Consejo Directivo de Facultad el pasado 2 de mayo con las siguientes palabras:

Desde el orden docente lamentamos profundamente el anuncio de renuncia del señor decano, que nos tomó por total sorpresa, ya que nunca en estos casi dos años de funcionamiento del Consejo habíamos tenido algún indicio de que fuera a ocurrir algo así. Lo lamentamos en primer lugar porque conocemos a Rodrigo, y estamos seguros que para él no ha sido una decisión sencilla, por su compromiso con la Universidad y porque nunca es agradable interrumpir una gestión en la mitad del camino, resignando los objetivos trazados.

En segundo lugar porque las razones esgrimidas por Rodrigo para su renuncia, cuestionan el funcionamiento del cogobierno universitario del que somos responsables todos y cada uno de nosotros.

Y también, porque su postura de "plantearlo a título informativo y no como elemento de discusión", dificulta los esfuerzos que podamos hacer para revertir su decisión, seguramente muy pensada y profunda, entender su planteo y mejorar los aspectos que fueran necesarios.

Como decía, la renuncia del decano nos resultó sorpresiva. No sólo percibíamos que el funcionamiento en el Consejo era con total normalidad y agilidad, sino que nunca tuvimos una comunicación previa de Rodrigo para conversar sobre los aspectos que ahora se señalan como causas de la renuncia. No siempre hemos compartido las propuestas de Rodrigo, y su carácter (irascible como él mismo reconocía en su mensaje al Consejo del pasado lunes) puede haber generado dificultades en el relacionamiento - principalmente durante su primer período como decano. Pero desde que hemos asumido nuestro rol de consejeros por el orden docente, jamás notamos la "disonancia" a la que hace referencia el decano, la gran mayoría de las decisiones se han tomado por unanimidad, no se ha rechazado ninguno de sus planes presentados al Consejo, ni se han demorado decisiones más allá de los tiempos que como colectivo entendemos necesarios para valorar las propuestas, pensar alternativas o complementos que fueran de utilidad para nuestra Facultad.

No compartimos con Rodrigo que los intereses particulares de los consejeros, sean los que marcan la agenda.

Si los tiempos no han sido razonables en la opinión del decano, no ha sido con la intención de impedir ningún tipo de cambio, sino por la necesaria discusión a la interna de cada orden, la dificultad de lograr consensos entre los órdenes, y quizás incluso fallas en la articulación que corresponde al decano y su equipo. Pero sentimos que estamos en una Facultad que avanza. Quizás no en los tiempos que a todos nos gustarían, pues por ejemplo han quedado pendientes varios consejos temáticos que no se concretaron.

Como bien decía el decano, quedan muchos temas por resolverse, varios de los cuales estaban en la hoja de ruta que llevó al decano a su reelección con apoyo de todos los órdenes, y el cansancio (en el que seguramente tengan mucho que ver los temas centrales de la Universidad como el presupuesto, el hospital de clínicas y la venta del predio de veterinaria) y la "sensación de malestar" no son el mejor marco para avanzar sobre ellos.

Como institución deberemos enfocar nuestros esfuerzos en encontrar nuestro rumbo, y aprovechar esta renuncia como una oportunidad para repensar también el funcionamiento del cogobierno, pero manteniendo siempre la participación, el intercambio y la búsqueda de consensos como el camino que fortalece a nuestra Universidad.

Ya tendremos tiempo para evaluar y agradecer la gestión de Rodrigo, pero hoy sentimos que era importante hacer estas puntualizaciones.

[Gabriel Budiño, Acta del Consejo de FCEA 02/05/2016]
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lunes, 2 de mayo de 2016

1 de Mayo + Uber

Ayer fue primero de mayo - día de los trabajadores, y en Uruguay es la primera vez que en este feriado nacional está Uber en funcionamiento.

Creo que la definición de clases sigue siendo válida, y somos trabajadores quienes vivimos de nuestro trabajo. Pero hoy los medios de producción son otros y hay que apropiarse de ellos.

En estos días varias personas han señalado en los medios sociales que es una "suerte" que los conductores de Uber estén disponibles en feriados como este. Pienso que es una pena que no se den cuenta lo que significa para el trabajador sus derechos laborales, ya que todos sabemos muy bien que el autoempleo no es sencillo.

No catalogo a los conductores de Uber como dependientes, pero sí como trabajadores. Son trabajadores independientes, pero siguen siendo trabajadores, siguen siendo parte de la clase trabajadora, que lo que tiene para sobrevivir - para obtener su sustento -, es su capacidad de trabajo, y no la propiedad de los medios de producción ni de la tierra (en la definición clásica).

En tanto trabajadores, son el eslabón más débil de los procesos productivos en el actual sistema capitalista, y proteger sus derechos es un interés mayor que debe tener la sociedad en su conjunto, y el Estado como su expresión institucionalizada.

Por eso mi preocupación por los derechos de los trabajadores en el ejercicio de su "labor". ¿Un trabajador con una unipersonal está realmente protegido? ¿seguro de desempleo? ¿derecho a despido? ¿derecho a huelga? Sin dudas las unipersonales no están pensadas para trabajadores sino para empresarios, y se usan mal.

La particularidad que tiene la nueva economía, es la transformación de los medios de producción. En Uber (que tiene poco y nada de economía colaborativa), el principal medio de producción, no es el vehículo, sino que son la información, el sistema, la reputación, la comunicación, la geolocalización, etc.

Es por eso que el conductor de Uber es un trabajador independiente, pero no un empresario independiente. No tiene la capacidad de producir. Es un participante (débil) del proceso productivo. No tiene poder de decisión, no fija precios, es intermediado. Sin embargo asume el riesgo, no tiene (en principio) un marco jurídico que le ofrezca seguridad social, que proteja sus derechos, que le permita participar libremente.

Por todo esto es que hay que pensar nuevas regulaciones para nuevos modelos, formalizar el trabajo, dar seguridades a conductores, usuarios, competidores.

Y mientras discutamos esto, es importante que el conductor de Uber no se sienta un pequeño empresario, sino un trabajador. Y que tenga conciencia de clase.

Uber no es el mercado. Uber es el negocio.

Si generamos una verdadera plataforma colaborativa, sería otra cosa.

OuiShare define la Economía Colaborativa como el sistema de relaciones y conjunto de iniciativas basadas en redes horizontales y la participación de una comunidad, y que tiene efectos en todos los ámbitos de la sociedad.

Uber no es una red horizontal, no desarrolla una comunidad. Es una plataforma tecnológica para mediar entre consumidores y productores, manteniendo el control centralizado. El precio por ejemplo no lo acuerdan consumidor y productor, lo fija el intermediario a través de un algoritmo privativo. Las reglas no surgen de la comunidad, se imponen desde Uber.

Quizás brindando un servicio mucho mejor que el de la mayoría de los taxis de Montevideo, pero no puede llevar el título de empresa de la economía colaborativa.

Y ojo que no está mal (aunque por ahora no es claro si es legal), pero no hay que confundir economía digital, y mediación por TIC, con economía colaborativa. Uber tiene posición dominante, tiene prácticas abusivas, dumping de precios, etc. En eso no es mucho mejor que el taxi.

Uber (en este momento, sólo el tiempo dirá qué pasa después) funciona de una manera muy particular, y ahí es cuando digo que el trabajador (conductor) es el componente más débil, y ni siquiera lo nota. Cree (le hacen creer) que es un pequeño empresario libre e independiente, que "trabaja cuando quiere", que "construye su negocio", que "elige cuándo y cómo trabaja".

En economía colaborativa se funciona distinto.

Por eso digo que hay que tener conciencia de clase, y no pensar que son empresarios, sino darse cuenta que son trabajadores, y están en un mercado, y en ese marcado están en una posición frágil. No hay que dejarse engañar, para poder de manera realista avanzar.

[Imagen CC0 Public Domine]
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