La pasada semana la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de Software Libre y Formatos Abiertos que establece que "en las instituciones y dependencias del Estado cuando se contraten licencias de software se dará preferencia a licenciamientos de software libre. En caso de que se opte por software privativo se deberá fundamentar la razón..." y además "deberán distribuir toda información en al menos un formato abierto, estándar y libre". Incluyendo también que "todo pedido de información deberá ser aceptado en al menos un formato abierto y estándar".
La propia ley recoge la definición de software libre como "aquel que está licenciado de forma que cumpla las siguientes condiciones:
1. Pueda ser usado para cualquier propósito.
2. Se tiene acceso a su código fuente de forma que puede ser estudiado y cambiado para adaptarlo a las necesidades.
3. Pueda ser copiado y distribuido.
4. Sea posible la mejora del programa y la liberación de dichas mejoras a la ciudadanía".
Finalmente en la norma propuesta se establece que "los formatos abiertos son formas de manejo y almacenamiento de los datos en los que se conoce su estructura y se permite su modificación y acceso no imponiéndose ninguna restricción para su uso. Los datos almacenados en formatos abiertos no requieren de software privativo para ser utilizados".
Por su parte la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) emitió un comunicado señalando su "preocupación ante el proyecto" e indicando que "podría incrementar el gasto del Estado y hace peligrar el crecimiento de la industria" con argumentos completamente alejados de la realidad.
Su presidente - Pablo Salomón - dice "no entendemos que [el software libre] deba tener una preferencia específica sobre otros" y se extiende en argumentaciones que destacan que "software libre, no significa que la solución de software sea gratuita", a lo cual el proyecto de ley no hace referencia alguna.
Es increíble que la CUTI (cámara que reúne empresarios del sector de las TIC) "no entienda" algo que ya se ha dicho tantas veces: free as in freedom, not as in 'free beer'. Aquí lo importante para un Estado es su soberanía y no el precio mínimo. Lo que promueve la ley es el uso de software que permita ser estudiado, modificado, usado y distribuido libremente.
Además el proyecto deja muy claro (y el comunicado de CUTI lo omite deliberadamente) que si bien se marca la preferencia por el software libre, se mantiene la posibilidad de adquirir o usar software privativo, fundamentando la razón de esa decisión.
El miedo de la CUTI de que la industria se vea afectada, se contradice cuando en el propio comunicado aclara que el uso de software libre no es gratuito ya que se deben contratar servicios de instalación, configuración, adaptación, capacitación y soporte; un área que puede generar tanto o más valor que el desarrollo de software privativo.
Contrariamente a lo dicho por la CUTI, nadie cree que "el software libre se trata de un montón de voluntarios que dedican su tiempo a crear soluciones desde sus casas". Hay oportunidades de negocio también en torno al sofware libre, por lo que la CUTI debería aprovecharlas en lugar de expresar tanto temor a perder su status quo.
Finalmente Salomón se equivoca nuevamente al afirmar que es un error formar en software libre ya que "las instituciones educativas siempre tienen que educar de la mejor
forma posible a sus estudiantes en el conocimiento de plataformas o de
software según las necesidades del mercado", y para peor agrega que no encuentra "el aspecto positivo de forzar o dar prioridad a algo que no va a ser requerido".
La enseñanza no debe seguir las reglas del mercado, sino que se debe regir por las necesidades de una comunidad, impulsando el crecimiento, el pensamiento crítico, la construcción de nuevos conocimientos, la transformación de la sociedad y la formación de ciudadanía.
Formar profesionales que sean capaces de aprovechar las libertades del software libre, no solo nos potencia como sociedad, sino que además permite a las empresas desarrollar nuevos productos y servicios.
El poder legislativo de un país tiene la obligación de escuchar a todos los sectores, pero también está obligado a tomar la mejor decisión que entienda conveniente para el país. Si por el contrario legislara en función de los limitados intereses de las cámaras empresariales o profesionales, no tendríamos desarrollo social alguno.
Este proyecto de ley no limita al Estado, lo potencia y lo orienta hacia el verdadero control de los sistemas utilizados, y abre muchas posibilidades de negocios en la industria de las tecnologías de la información, como ya lo hacen varias empresas uruguayas dedicadas al software libre (algunas incluso socias de la CUTI). Por lo que el sector de la industria de TI debería saber aprovecharlas.
.
.
Sabes lo que es peor, muchas de estas empresas trabajan con software libre para bajar costos, los usan en sus productos y los adaptan a su conveniencia pero no apoyan ni devuelven de alguna forma a la comunidad lo que usufructúan.
ResponderEliminarMas, no dudaría que muchos estén violando licencias open source.
Recuerdo el webmail de Montevideo.Comm (antes del actual, que utiliza Zimbra). Usaban Horde con un montòn de recortes (el reenvío de correo por ejemplo) y en ningún momento linkeaban a la web oficial o mencionaban su condición de software libre. He visto varios productos vendidos al Estado donde se "hace pasar" por software desarrollado por las empresas proveedoras a productos de software libre sin respetar la licencia libre no mencionar web del autor o su condición de software libre.
EliminarEstimado Gabriel! mirá, pasé por lo mismo que vos, pero luego de años, cambié de opinión (y mirá que apoyo el software libre desde sus inicios y lo sigo haciendo). Considero que existen también lo que llamo "monopolios del software libre", ya que hay empresas que proveen soluciones libres que no necesariamente con eso son más baratas ni tampoco más seguras. Ej rápido, que Red Hat se instale en Uruguay y haya leyes que le den prioridad, no necesariamente es un beneficio en el mercado (la libertad ocurre si tenés acceso al conocimiento, que no siempre se da).
ResponderEliminarEn resumen, el Estado ya tiene los mecanismos para hacer los pedidos de compras de forma transparente y aceptar solo lo que sea más acorde a sus intereses, pero el tema es que el Estado lo usa mal y hasta discrecional (un pedido de compra no puede especificar marcas y/o proveedores, y lo ha hecho tanto para MS como para Linux).
Discutí varias veces ese tema en mi blog, pero lo complicado, es tratar de subir de nivel y no verlo todo siempre desde la cabeza de "fanático del software libre" (y que en el fondo soy, pero también razono, no me dejo llevar solo por fanatismo).
http://enriqueplace.blogspot.com.ar/search?q=monopolio+software+libre
Yo no me considero fanático* del software libre, al punto que hace ya muchos años que trabajo en la implementación de SAP que si bien es de código abierto, es privativo. Pero sí soy un defensor de los beneficios que ofrece el software libre y por sobre todas las cosas me parece importante educar en este sentido.
ResponderEliminarA diferencia del software privativo, si es que se puede hablar de posibles "monopolios del software libre", la realidad es que pueden existir grandes compañías que desarrollan o impulsan aplicaciones de este tipo, pero el usuario siempre mantiene las libertades, y en consecuencia nadie está atado a un "monopolio" ya que tiene la total libertad de cambiar de proveedor o de apoderarse de la herramienta.
Software libre no es necesariamente más barato ni más seguro, pero me da la posibilidad de analizar el código, cambiarlo, mejorarlo y volverlo a distribuir. Esa libertad es fundamental en el gobierno central, para tener verdadera autonomía e independencia.
No se trata de fanatismos, sino de pensar si queremos que sea o no prioritario que el control de las aplicaciones de software que utiliza un gobierno estén en manos de todos o de un proveedor que esconde el código (como forma de proteger sus desarrollos).
* fanático (Del lat. fanatĭcus): "Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones".