Gabriel Budiño

martes, 1 de mayo de 2012

Twitter y la Política en Uruguay

Hace unos días Diego Zas publicó una nota de opinión en la diaria bajo el título "Twitterías". Allí planteaba que el Frente Amplio "papa moscas con las redes virtuales" mientras los principales líderes de la oposición sacan provecho de Twitter - "la próxima trinchera política".

Zás muestra algunos ejemplos de la forma (bastante torpe pero eficaz) en que han estado usando las redes sociales políticos como Bordaberry y Larrañaga.

En el cierre de la nota deja en claro que "el tuiteo precoz es un arma de doble filo. Y junto con el retuiteo sin reflexión convierten el uso político de las redes sociales en otro espacio de baja política". Pero no deja dudas que estar fuera de esta nueva forma de comunicación, es un error político del partido de gobierno.

Tres días después Mauricio Bruno responde en la diaria con el título "Animal tuitero", remontándose a la definición aristotélica de política para sostener que, al no poder hacerse en caliente, la política no es compatible con los 140 caracteres de Twitter.

"Twitter exige una presencia constante y permanente sobre la realidad" (¿?) por lo que - para Bruno - la herramienta no admite "ese distanciamiento que la política necesita para funcionar".

"Twitter es animalidad pura, es expresión que, para existir, necesita prescindir de la reflexión". Así lo ve Bruno que señala a Twitter como "la reinstalación de la oralidad en la comunicación humana" (inmediata, pobre, efímera ¿?).

Por alguna extraña razón concluye que Twitter causaría la "muerte de la política, absorbida por el mercado", y hasta plantea (por suerte en términos del absurdo) que terminaríamos con "un Parlamento (...) legislando con normas de 140 caracteres".

No necesito analizar esta visión de Mauricio Bruno, ya que Juan Grompone hace unos días publicó una nota en el semanario Voces, donde recuerda grandes ideas expresadas en frases cortas, y plantea que "tal vez este rechazo sea algo de envidia de los que pueden decir algo con 140 caracteres".

Grompone finaliza diciendo "Yo no uso el tweet, pero mucho sospecho que es porque no sé decir nada valioso con solamente 140 caracteres".

Hasta donde tengo entendido Mauricio Bruno tampoco tiene Twitter.
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9 comentarios:

  1. Creo, que ninguno entiende completamente la plataforma, de igual manera que no la entiende Blixen http://www.brecha.com.uy/inicio/item/9893-el-reality-de-los-140-caracteres

    Como vos decís, se nota que ninguno la ha usado, con lo cual se hace difícil que siquiera comprendan su funcionamiento. Mucho menos lo que significa internet y las redes sociales como nuevos medios de comunicación.

    Ya estoy cansado de discutir con colegas comunicadores, sobre lo que dijo tal persona por Twitter. Y siempre le retruco, "si dijera lo mismo por TV, ¿estaría bien?" Pero bueno tampoco quiero hacer apología de las redes sociales.

    Digamos que piensan que estamos en una época de cambios, cuando en realidad estamos en un cambio de época.

    Como dijo Virginia, estoy armando algo con esto, pero es más una infografia sobre la influencia que ejercen en Twitter los políticos uruguayos, en base a lagunas herramientas gratuitas. Y con esos datos hablar un poco de todo esto. Espero poder terminarlo pronto....

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  2. Hola Gabriel,
    por esas cosas de la web me llega recién ahora, medio de rebote, este post tuyo sobre la columna que escribí en La Diaria.
    La comparación que hace Grompone es muy ingeniosa, pero parte de un error de base fundamental. Todas las máximas que toma como ejemplo tienen algo en común que no tiene nada que ver con Twitter y ese algo es que ninguna de ellas implica que el sistema de pensamiento al cual remiten (llámese Islam, Marxismo, Darwinismo, etcétera) nazca y muera en sus 40, 72 o 129 caracteres. Digamos que si hoy se descubriera que el "Proletarios del mundo, uníos!" de Marx es apócrifo, que nunca lo dijo y que Marx en realidad abogaba por la sumisión incondicional al capital, la importancia del Marxismo como herramienta política no se conmovería un ápice, de la misma forma que el Cristianismo no se va a caer porque Dan Brown crea que a María Magdalena le gustaba hacer cosas chanchas con Jesucristo. La fuerza de ambas concepciones radica en que están basados en instituciones y prácticas educativas que han logrado ofrecer respuestas a los problemas que las personas se plantean en su relación con las cosas y consigo mismas. Han proporcionado conceptos a través de los cuales organizar la realidad.
    Twitter, por el contrario, no es una plataforma desde la cual pensar la realidad, no da sentido a las cosas, como si lo hacen (en el acierto o en el error) el Islam, el Marxismo o el Confucionismo. Twitter es como si se juntaran Marx, Descartes, Von Clausewitz, Newton, Lavoisier y otros grandes pensadores a gritar consignas ingeniosas en plena calle, junto a millones de personas que gritarían tan fuerte como ellos pero sin nada interesante para decir.
    De ahí viene lo de la reinstalación de la oralidad en la comunicación humana. La escritura es la tecnología que permite (y obliga a) organizar las ideas antes de expresarlas. Uno solo puede sentarse a escribir cuando internamente ya le ha dado sentido a las cosas, y ello está en la base del racionalismo cartesiano ("Pienso, luego existo", veinte caracteres contando espacios, raro que a Grompone se le haya escapado). La comunicación oral tiene millones de utilidades pero justamente, por no permitir la separación entre yo y mi circunstancia (cuando hablo soy mi circunstancia, cuando escribo es porque internamente he logrado problematizarla), la política no es una de ellas.
    Por último, y siguiendo con tus argumentos, además de citar el artículo de Grompone tu otra crítica viene por el lado de que no tengo Twitter. Me pregunto a que viene la observación. ¿Será que por ello nunca voy a entender el medio? Debería entonces renunciar también a mi profesión de historiador. Ya algún veterano me ha dicho eso de "vos que vas a saber, si no la viviste".

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  3. Mauricio, ¿en serio no tenés Twitter? Pensé que no te había encontrado, pero que tenías. Principalmente para escuchar lo que por ahí se dice, pues para mi es una mejor herramienta para escuchar que para decir - sin dudas.

    Si tuvieras cuenta, yo te hubiese referenciado cuando difundí este artículo de mi blog, y ahí te enterabas directamente... pero no hay problema, no creo que tengas que haber vivido la historia para analizarla.

    Twitter es una herramienta, y si en esos 140 caracteres no hay contenido es porque atrás no hay pensamiento y reflexión.

    Si Larrañaga no dice nada bueno para la democracia en 140 caracteres, quizás es porque no tenga nada para aportar de fondo.

    Pero también fueron 140 caracteres las pintadas en los muros, los volantes, las consignas... y ahí sin dudas hubo (hay?) ideas, ideologías, ideales... ¿por qué en Twitter nada de eso es válido?

    Poder escribir en cualquier momento y lugar - y muy rápidamente - una frase de 140 caracteres no impide la reflexión.

    El martillo sigue siendo un simple martillo.

    El FA debe sumarse a las redes sociales, con el respaldo de las ideas que hay detrás.

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  4. Gabriel, es verdad que de su tuviera Twitter me habría enterado antes del post. Igual, lo importante no creo que sea que me enterara yo en particular (si así fuera te hubiera sido muy fácil dar con mi), sino hacer pública una crítica a algo que es, también, público. Mi señalamiento era más bien una disculpa por llegar tarde al tema.
    También es verdad que Twitter es una herramienta. Pero, como toda herramienta, es más apta para algunas cosas que para otras. El martillo sirve para clavar un clavo y también, si uno se da mucha maña, para cortarlo en dos, pero no está hecho para eso. En este última caso, yo preferiría una sierra. En este sentido es creo que Twitter es incompatible con la política, pero entendiendo a la política (y acá perdón por reiterar un poco lo que dije en la columna de La Diaria) no sólo como el mero convencimiento de posibles votantes, sino como ese distanciamiento con respecto a la realidad que permite problematizarla y trascenderla. Si mi país se está incendiando, es obvio que preciso bomberos, pero también preciso a alguien que vea más allá de ese incendio y piense por qué eso está sucediendo. Para lograr entender algo, y aquí está la aparente paradoja, ese alguien va a tener que dejar el baldecito y ponerse un poco a pensar. Esa parte del trabajo político es la está dejando de funcionar en la medida en que la lógica de la comunicación inmediata va ganando espacios. El político ve que "pasa algo", sabe que sus potenciales votantes se van a enterar de ese algo en forma inmediata, y por ende sabe que no pueden dejar pasar el tiempo antes de opinar, porque en seguida va a pasar "otra cosa" y la atención se va a desviar. Ahí es que ocurren los engendros de opinionitis y el yo para mí. Eso sí, siempre con cara de circunstancia de y de estar diciendo algo muy seriamente (recomiendo esta columna al respecto, sobre el tratamiento twittero de las declaraciones de Topolansky sobre las Fuerzas Armadas http://www.oceanofm.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2973:twiteo-critico-y-luego-veo&catid=29:no-toquen-nada&Itemid=57).
    Es interesante el hecho de que los únicos políticos de la derecha que siguen manteniendo esa vieja práctica de la columna de opinión política periódica, que se toma un tiempo para tratar de reunir los hechos recientes y darles un sentido acorde a su ideología, son Lacalle y Sanguinetti. Me dirás que son dos tipos acabados y es verdad, pero son casi los únicos con los que podría plantearse una discusión porque allí hay algo con lo que discutir, hay sentido(s), hay ideología, hay un intento de convencernos de algo. Todo lo contrario pasa con Pedro Bordaberry, quien muy honestamente no trata de convencer a nadie de nada. Amplifica los temores más básicos de la gente y no le importa mucho que sus propuestas carezcan de cualquier sentido, viabilidad y coherencia interna. La gente está indignada, el te organiza una marcha de indignados. La gente quiere sangre, él te da sangre. Por eso Twitter le calza como un guante. Reduciendo la comunicación política a los 140 caracteres, a los enunciados ingeniosos, a los slogans que tardan 5 sengundos en consumirse y que no exigen nada del que los lee, está matando el sentido reflexivo de la política, porque atrás de eso no hay nada (como vos decís), pero además y más importante, porque gracias a ello parece que nunca más fuera a surgir nada. El que piensa pierde.
    El Frente Amplio zambullido en las redes sociales probablemente va a competir mejor electoralmente. Sumando a la publicidad gráfica, a los espacios en TV, a las pretendidamente "buena onda" piezas publicitarias de la radio (las de las elecciones internas habría que prohibirlas por inducción al suicidio) y a muchos muros pintados, va a estar ahí, presente, visible, como los otros partidos. Antes se pintaban muros también. Hoy el ritual se mantiene: "bolso corrés", "viva cristo", "Por la tierra y con Sendic", "peñarol puto"... todos conviven más o menos armoniosamente ¿Qué los diferencia?

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  5. Mauricio, muy largo tu comentario... no podés resumirlo en 140 caracteres :)

    Creo que estamos de acuerdo en el fondo de la cosa... pero no matemos al mensajero. Hagamos de Twitter una puerta a cosas más profundas como en algún momento esperamos que una pintada de "Voto Verde" pusiera el tema sobre la mesa para la reflexión colectiva, el intercambio y el pensamiento profundo.

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  6. Habrá que pintar muchos muros para competir con estos http://twitter.com/#!/MartinCharquero/status/197892240046161921
    No, en serio, luego de ver el otro día a Brovetto y Susana Pereyra (entre otros) convocando y legitimando la marcha de Bordaberry en la Plaza Independencia, diciendo que "no hay que dejar que el tema de la seguridad sea patrimonio de la derecha", cada vez me convenzo más de que sobran las herramientas y los espacios de comunicación, y faltan las ideas que respalden tanta verborragia.
    Saludos Gabriel

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  7. Ta Mauricio... el problema no es Twitter, el problema es quienes escriben (o quienes estás leyendo... Charquero hace mal para la salud, jeje).

    Sigo creyendo que Twitter es una buena herramienta de difusión (y construcción) de ideas... pero hay que saber utilizarla.

    De atrevido nomás te recomiendo recorrer algunos de los textos de El Bazar de los Locos (aquí: http://www.elbazardeloslocos.org/) donde hay varias reflexiones sobre el uso de Twitter.

    Y obviamente gracias por sumarte al blog y comentar.

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