Gabriel Budiño

miércoles, 5 de octubre de 2011

Waldfischbach-Burgalben

Luego de un avión - que para llegar a Frankfurt desde Montevideo me paseó por Buenos Aires y Roma - se necesitó algo más de una hora en auto para llegar al pequeño poblado alemán que da título a esta nota.

Waldfischbach queda por ahí, cerca de la frontera con Francia, en el extremo norte de la Selva Negra, así que los paisajes son hermosos.

Si bien estoy por trabajo, disfruto del lugar. Esta ciudad parece detenida en el tiempo - salvo por los autos, todos 0km - llena de pequeñas calles sinuosas y en repecho por las montañas, y la espesa forestación.

Al ser una ciudad pequeña la paz es lo mas destacado, junto a la hospitalidad de la gente local y el buen vino. Es una zona de viñedos que espero visitar el fin de semana recorriendo los pueblitos hasta Speyerer, cruzar el río Rhein y llegar a Walldorf (ciudad natal de SAP AG).


Ya les contaré.

Un tema aparte son los aeropuertos, que siguen sin ofrecer tomacorrientes para los viajeros e incluso el acceso a internet no es libre, salvo en las salas vip de clubes de viajeros frecuentes de aerolíneas o patrocinadas por tarjetas de crédito.

Obviamente tampoco los aviones ofrecen conexión eléctrica en clase turista, por lo que seguimos esperanzados en que las baterías cada vez duren más y los equipos electrónicos consuman menos.

Y para cerrar la sesión quejas, quiero decir que se vuelven insoportables los torpes controles de equipaje y personas (tanto al partir como al llegar a cada aeropuerto), aunque incluso se trate de pasajeros en tránsito, con el mero objetivo de ofrecer una falsa seguridad.

[La imagen de esta nota es de Wikimedia Commons. Pueden ver fotos del viaje aquí]
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