Un colega me pasó este artículo del Washington Post sobre Facebook, que coincide con una charla con otra compañera que me recomendaba algunos libros entre ellos "La intimidad como espectáculo" de la argentina Paula Sibilia, y "Googléame" donde la francesa Bárbara Cassin cuestiona el hecho de que “el buscador se presenta como el campeón de la democracia cultural ".
Es que la información sobre nosotros y nuestras relaciones disponible en la web, da para mucho. Hay gente que le encanta, y empresas que utilizan estas herramientas de redes sociales.
Yo ya había escrito sobre todo lo se genera en Internet sobre las personas, y el posible uso de esos datos, pero tal como lo mencionaba Chino en su blog, una nota de la diaria del pasado 27 de junio titulada "Todos contra Google" agrega otros puntos de vista a nuestra relación con internet:
"La búsqueda se ha vuelto una fuerza social en sí misma", dice Drake Bennet en una nota en el Boston Globe, donde nos recuerda que Google concentra el 60% de las búsquedas por internet, y se muestra preocupado por lo que Google, Gmail, Orkut y Blogger registran sobre las actividades de los usuarios.
Bárbara Cassin agrega al análisis que "no se puede confundir con la estructuración de un sentido. La información y la cultura no están en un mismo plano", y también desconfía de la moral económica disfrazada de democrática: "Nos hacen creer que algo es bueno porque es mencionado muchas veces".
Siguiendo la misma línea Nicholas Carr publica "¿Google nos está volviendo más estúpidos?" en la revista Atlantic Monthly. Allí se analiza el cambio en la forma de pensar a partir del uso de nuevas tecnologías: "No pienso como pensaba antes... Sumergirme en un libro largo solía resultarme fácil. Mi mente quedaba atrapada en la narración... Mi concentración me abandona después de dos ot res páginas... pierdo el hilo, busco algo más para hacer".
Carr cita a Marshall McLuhan cuando dice que los medios "proveen el material para el pensamiento, pero también modelan el proceso de pensamiento". Y es que la web mina nuestra capacidad de concentración y contemplación. Al decir de Carr: "Antes era un buzo en el mar de las palabras. Ahora hago esquí acuático en la superficie".
Es que "no somos lo que leemos, sino también somos como leemos". Y así como el reloj mecánico cambió la percepción humana del tiempo, hoy vemos que hasta la prensa y la TV fragmentan la información al estilo web, al punto que se plantea que lo que Taylor hizo para el trabajo manual, Google lo está haciendo para el trabajo mental. Tendremos quizás "gente panqueque": extensa pero plana.
Mientras nosotros pensamos como adaptarnos a lo que sucede hoy, la gente de Google investiga sobre producción de inteligencia artificial.
[Imagen creada con Wordle]
.
.
¡Que temón! Perdón por la insistencia -es algo que digo en el artículo vinculado- pero me parece fundamental repetir que existen alternativas viables a Google. Wikia Search en particular promete abrir la cancha y lograr con las búsquedas lo que su fundador (Jimmy Wales) logró con Wikipedia.
ResponderEliminarAl margen, en el antepenúltimo párrafo tenés un mínimo error, ya que el buen hombre del que habla Carr es "McLuhan" no "McLuthan". Un detalle nomás.
Gracias Chino por estar atento. El amigo Marshall McLuhan ya recobró su nombre correcto.
ResponderEliminarDavid de Ugarte plantea en su blog una visión crítica del texto de Carr, ya que discrepa de la relación establecida entre la lectura profunda y el pensamiento.
ResponderEliminarEn el mundo anglo el análisis es posterior al hacer/demostrar.
Los latinos primero pensamos, luego hacemos.
Esta difernecia hace que los hispanos mantengamos viva la lectura profunda como punto de partida para el análisis.
"textos breves para leer más... aunque profundamente"